El consumo diario de Televisión ha caído en 2018 por sexto año consecutivo. Perdió seis minutos en relación con el año anterior y se quedó en 234 minutos diarios. Todavía cerca de cuatro horas.
Esas cifras incluyen la audiencia de invitados y la que se produce en diferido durante los siete días siguientes a la emisión, que se han ido incluyendo en los últimos años, desde que empezó a disminuir la audiencia. Hasta 2012 no hacía falta porque la audiencia crecía año tras año.
Si se excluyen estos datos, el consumo de Televisión lineal, en directo, se queda en 220 minutos, lo que supone una pérdida superior al 10% respecto al dato de 2012.
Aun así, este dato supera al de cualquier año anterior a 2007, cuando nadie hablaba de crisis del medio.
Pero ahora la Televisión de siempre experimenta la amenaza de las plataformas que ofrecen contenido audiovisual en streaming o bajo demanda. Todos sabemos, porque está en el ambiente, que la audiencia de estas ofertas (Netflix, HBO, Sky, AmazonTV, …) crece por momentos y ya es muy importante. Sí, pero ¿cómo de importante? Eso no lo sabemos. Como mucho tenemos los datos que, esporádicamente, ofrecen las propias plataformas. Nunca serán comparables, o no deberían serlo, a los datos medidos y ofrecidos por un tercero reconocido por el mercado.
El consumo de Televisión creció con fuerza entre 2006 y 2012 cuando aumentó la oferta, pero cuando también creció el paro como consecuencia de la crisis. Varios millones de personas pasaron a tener mucho más tiempo libre que, en parte, dedicaron a ver la Televisión. Ahora el paro lleva unos años cayendo, desde 2013. Las fechas casi coinciden.
Además, una de las principales fortalezas de la televisión, sus grandes audiencias simultáneas, se debilita ante la creciente fragmentación y la disminución del número de eventos (acontecimientos en directo, especialmente deportivos). Pero sigue sin haber otros medios que puedan ofrecer lo mismo con alguna ventaja.
No se puede poner en duda que la Televisión tradicional tiene problemas, pero viene bien reflexionar sobre la situación real y su evolución.
Además de sus audiencias todavía importantes, la Televisión tiene una ventaja clara: un sistema de medición que, con todos sus problemas, mantiene el reconocimiento del mercado publicitario.
(*) Este artículo se publicó en el número de febrero de 2019 de la edición en papel de la revista IPMark.