La mayor empresa de transportes del mundo no tiene ningún vehículo; la mayor empresa hotelera no tiene hoteles; el mayor medio de comunicación no tiene periodistas; el más importante exhibidor de cine, no tiene salas. No sólo Uber, Airbnb, Google o Netflix han transformado sectores enteros; desde la llegada de Internet todo ha cambiado.
Todos llevamos en el bolsillo un dispositivo que nos pone en contacto con el mundo, nos proporciona todas las noticias y nos permite comprar. A cambio nosotros proporcionamos constantemente a las empresas cantidades ingentes de información: qué nos interesa, dónde estamos en cada momento, cuáles son nuestros gustos y con qué personas nos relacionamos. Nada es gratis, aunque lo pueda parecer.
Los medios no son ajenos a esta revolución: cada vez tenemos acceso a más información, más instantánea y, si queremos, desde más puntos de vista. Incluso todos podemos convertirnos en medios, publicando vídeos, fotos y textos.
Con ello, no todo son ventajas, han llegado las fake news, los bulos de toda la vida pero con más alcance. Eso refuerza el papel de los medios serios y rigurosos.
(*) Este breve artículo se publicó en el número de Semana Santa de El Periódico de Sotogrande, como apoyo a su esfuerzo por compatibilizar una edición en papel y otra digital.