Ciberleviatán: Por una vuelta a la libertad frente a los algoritmos

Hace algún tiempo escuché a José María Lassalle en una mesa redonda en la Fundación Telefónica; me pareció una persona muy interesante a quién convenía seguir. Creo que en aquel momento era Secretario de Estado de Agenda Digital. No hay muchos políticos con un discurso interesante, que se salgan del camino trillado de lo que diga el partido, o lo que hay que decir en cada momento.

Cuando, a finales del año pasado, vi que había publicado Ciberleviatán, un libro sobre un tema que me interesa y está de máxima actualidad, quise comprarlo, pero no fui suficientemente rápido y se había agotado. Luego vino la pandemia y el confinamiento y, como soy de comprar libros de papel y en librería, me quedé aislado. Pensaba que ya no podría leerlo.

Cuando, ya en julio, fui a la librería Antonio Machado a recoger mi cosecha para el verano, vi que había una segunda edición y lo compré.

Portada de Ciberleviatán. (FOTO: E.Madinaveitia)

Es un libro breve (poco más de 150 páginas) pero denso, con numerosas referencias filosóficas (Locke, Hobbes, Lyotard, Ortega, Habermass, Tocqueville, Harari, Adam Smith, Paul Virilio,…y muchos más) que no impiden que se lea con facilidad.

Vivimos en una sociedad en la que los datos y los algoritmos con los que los manejan las grandes corporaciones están dominando a la humanidad. Lassalle habla de data tsunami; hace tiempo hablaba yo aquí de tsunami digital.

La libertad desaparece cuando las elecciones nos vienen dadas por algoritmos opacos, supuestamente basados en nuestros gustos, pero diseñados para maximizar el beneficio de las empresas para las que trabajan.

Si además esas corporaciones son pocas, casi todas monopolizan su respectivo campo de actuación, casi todas son norteamericanas (o, ahora también, chinas), casi todas eluden pagar impuestos en los países en los que obtienen beneficios y nos prometen un futuro ideal en el que los cuerpos ya no serán necesarios, hay razones para preocuparse.

Lassalle propone una sublevación liberal que nos permita recuperar la libertad de elegir y equivocarnos; unas leyes que regulen la propiedad de los datos y limiten el poder de las grandes corporaciones para permitir la recentralización humanística de la transformación digital.

Vivimos un momento interesante. No soy optimista en este aspecto. Siempre me ha llamado la atención que a las personas que tienen más poder real, los directivos de las grandes corporaciones, que manejan presupuestos muy superiores al PIB de la mayor parte de los países del mundo, no los elija nadie. Al revés: ellos, con su dinero y sus estrategias, son capaces de influir en la elección de los líderes políticos que gobiernan el mundo. Las dudas sobre la democracia parecen evidentes.

Pero al menos libros como el de José María Lassalle nos ayudan a pensar y tratar de ver cómo podríamos intentar cambiar las cosas para que no ocurra lo que no queremos que ocurra.

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