Llevamos tanto tiempo matando a la televisión lineal que ya casi ni nos damos cuenta de lo vivo que está el cadáver.
Hace ya un par de años que Barlovento Comunicación nos muestra cada mes lo que llaman el Rosco del consumo audiovisual poniendo en común los datos de Kantar Media y ComScore.
Los datos del pasado mes de marzo no dejan lugar a dudas: no sólo todo lo audiovisual sigue muy vivo, también se ve cómo una gran parte de ese consumo se hace a través del televisor y, todavía en una medida importante corresponde a la moribunda televisión lineal.
Entre la población mayor de 18 años, el consumo audiovisual se acercó en marzo a las cinco horas diarias (291 minutos; 4 horas y 51 minutos) una cifra que se supera con creces en meses de menos luz natural. El 85% de ese tiempo se consume a través del televisor: cuando puede elegir, una gran mayoría de las personas prefiere una pantalla más grande.
Pero es que además el 69% del tiempo, 201 minutos de los 291, se dedican al consumo de televisión lineal.
Incluso entre el grupo más joven analizado (de 18 a 24 años) que sólo dedican al audiovisual algo menos de tres horas (172 minutos) y están mucho más inclinados a las nuevas opciones, el 51% de ese tiempo corresponde al televisor, e incluso un 34% (51 minutos) se dedica a la denostada televisión lineal.
No hay duda de que la televisión lineal no está en su mejor momento, sus cifras de hace una década ya no volverán, pero muchos medios desearían experimentar una crisis como esa.
Después de unos años, ya demasiados, en los que el corto plazo y el performance parecían haber copado todo el pensamiento publicitario, cada vez en más foros se vuelve a hablar de branding. Parece que ahora podría crecer de nuevo la idea de construir y fortalecer marcas a medio y largo plazo, algo que nunca se debería haber olvidado.
Y las marcas no se construyen sólo con enlaces y clics, aunque estos lleven a la venta inmediata. En la construcción de marcas, y en su fortalecimiento, los mensajes audiovisuales, en sus diversas formas, tienen un peso determinante.
Esto sigue siendo cierto en el mundo más digital, o absolutamente digital, en el que ya vivimos.
No lo olvidemos.
(*) Escribí este artículo para el número de mayo de la revista IPMark.
¡Amén!