Estuve fuera de Madrid los últimos días de enero y, aunque todo el tiempo tuve la intención de coger el ordenador y ponerme a escribir, finalmente no cumplí con mi compromiso de recomendar cada última semana del mes un libro. Mi recomendación de enero es La buena reputación.
Al repasar mis notas veo que llevo más de treinta años leyendo a Ignacio Martínez de Pisón y me parece mentira porque sigue pareciéndome un escritor joven, con todo lo que eso puede tener de bueno y sí, quizá también de malo. Como esto de la juventud depende del punto de vista, quizá la razón es que es diez años más joven que yo.
De hecho veo que empecé a leer a Muñoz Molina algo después y mientras a éste le he seguido de cerca y he leído cerca de veinte libros, casi toda su obra, que le ha llevado a ser académico de la Lengua, de Martínez de Pisón he leído bastante menos (ocho libros) pese a que cuando los he leído siempre me han resultado atractivos. Ahora, al buscar información, veo que también fue el guionista de varias películas, entre ellas Chico y Rita, que me encantó. Quizá compaginar esas dos tareas le ha hecho ser menos prolífico.
Pero me estoy yendo por las ramas: La buena reputación me había pasado inadvertida cuando se publicó pero llamó mi atención cuando ganó el Premio Nacional de Narrativa. Está claro que los jurados del Premio no se equivocaron. Se trata de una gran novela.
Como casi toda su obra, esta novela también refleja la situación de la sociedad española durante estos años, en este caso con un aspecto diferente: la obra comienza y termina en Melilla, en dos momentos históricos muy diferentes: los años cincuenta, cuando se preveía la pérdida del protectorado y la independencia del reino de Marruecos y los ochenta, con una Melilla ya consolidada como ciudad fronteriza en la que el pequeño contrabando juega un papel importante.
La novela se estructura en torno a la historia de una familia de clase media (media-alta en algunos momentos y media-baja en otros) a lo largo de tres generaciones y cinco partes (o novelas). La primera, el matrimonio formado por Samuel, un judío español influyente en la comunidad de esa religión en Melilla y Mercedes, cristiana, hija de militar. Preocupados por los cambios que la descolonización de Marruecos (donde Samuel tiene la mayor parte de sus negocios) pueda traer a sus vidas, deciden trasladarse a Málaga, primero y, tras un fallido proceso de adaptación, finalmente a Zaragoza.
La segunda generación la forman las hijas, Miriam y Sara, mayores de edad cuando se produce el cambio de residencia de la familia y con trayaectorias muy diferentes, aunque el autor se recrea más en la de Miriam, aparentemente más convencional, que en la de Sara que, en una cierta vuelta a los orígenes, se fuga con un novio judío que, de pronto, pierde protagonismo. Aquí la acción se sitúa casi en su totalidad en Zaragoza, la ciudad natal del autor.
La tercera generación, la de Elías y Daniel, los hijos de Miriam, es la del regreso geográfico hacia el Sur (uno a Málaga y otro a Melilla) empujados por el inesperado testamento de la abuela. Se produce aquí también una vuelta a los orígenes, a los negocios del abuelo, algo para lo que no están especialmente preparados.
Un retrato de familia, de clase y de una sociedad, la española, en plena evolución desde los años del franquismo hasta la primera época de la democracia.
Una novela larga por su extensión que no se hace larga porque se lee con agrado.
La reputacion es muy importante hoy en dia, por eso me apunto a este leer este libro. Gracias