No conocía a Lucia Berlin.
Ni siquiera recuerdo quien me puso en contacto con ella.
Lo más probable es que el título llamara mi atención en alguna de mis visitas a la librería y leyera la contraportada o quizá leí una buena crítica (creo que no). El caso es que se lo pedí a los Reyes y me lo trajeron.
Manual para mujeres de la limpieza no es una novela sino una colección de relatos que, leídos en conjunto, pueden ser el retrato de una vida, la vida de Lucia Berlin y de parte de su familia. Una vida compleja pero, seguro, apasionante.
Los relatos lo son.
El libro es todo un descubrimiento, el de una autora que falleció hace trece años y había pasado inadvertida durante su vida y hasta hace muy poco tiempo.
Lucia Berlin vivió a lo largo de casi toda la costa del Océano Pacífico, desde Alaka hasta Chile, pasando por Perú o México y por varios estados de Estados Unidos (Idaho, Kentucky, Montana o California), de pequeña siguiendo a su padre, que trabajó en diversas minas y luego viviendo su vida ajetreada.
Se casó tres veces, tuvo cuatro hijos y problemas con el alcohol que le llevaron a cambiar mucho de trabajo: limpiadora, telefonista, profesora de escritura en una cárcel, enfermera…
Sobre alguna de estas cosas escribe en sus relatos, también sobre su familia: su hermana menor, divorciada de un ministro mexicano, sufre un cáncer…
No estoy destripando el libro porque, aunque habla de todas esas cosas y de muchas otras más lo importante es cómo está escrito, con un sentido del humor, con unas expresiones, con unos saltos en el discurso que son únicos.
La mujer protagonista, las mujeres del libro, son muy reales, con sus problemas, sus alegrías y sus sufrimientos.
Me ha encantado.
Lo recomiendo sin dudar en este #Unoalmes que, aunque corresponda al mes de febrero, publico en marzo.
Pinta bien, el libro.