El Cine fue, sin duda, el medio más perjudicado por la pandemia. Todas las salas permanecieron cerradas durante muchos meses de 2020 en casi todo el mundo. Era imposible ir al cine durante ese tiempo, pero además cambiaron los hábitos de consumo de audiovisual: las plataformas de contenido crecieron sensiblemente; el consumo de series en streaming alcanzó máximos históricos.
Parecía que el Cine en sala estaba herido de muerte y que nunca recuperaría las cifras de venta de entradas de los años anteriores a 2019.
Pero este verano, exactamente el 21 de julio, se ha abierto una puerta a la esperanza: el fenómeno Barbenheimer. El estreno simultaneo de dos películas tan diferentes como Barbie y Oppenheimer, dirigidas a públicos completamente diferentes, y su presentación como un evento, ha producido una fuerte reactivación del mercado.
Un buen producto con una buena operación de marketing pueden hacer milagros para agitar el mercado.
Para mediados de agosto, en sólo tres semanas, entre las dos películas habían superado los mil millones de dólares de recaudación en todo el mundo (datos de ComScore). Barbie batió en el fin de semana de su estreno el récord de recaudación, aunque ya sabemos que esa cifra está muy determinada por la inflación y tiene poco que ver con las cifras históricas de asistentes.
En España, a finales de agosto, Barbie llevaba recaudados más de 30 millones de euros y se situaba en cabeza de la recaudación anual; Oppenheimer era la cuarta, con cerca de 18 millones (superada todavía por Supermario Bros y Avatar).
El estreno español del verano era Campeonex, la secuela rodada por Javier Fesser del éxito de hace unos años, con cerca de 1,3 millones de euros en su primer fin de semana. Y se situaba como la película con más recaudación en ese fin de semana (por encima de las dos citadas, que un mes después de su estreno mantenían aún buenas cifras y se situaban como la tercera y la quinta con mejores resultados).
La recaudación total del Cine en España hasta el 27 de agosto se situaba en algo más de 336 millones de euros, un 35,9% más que en las mismas fechas del año anterior, aunque todavía un 14% por debajo de las cifras de 2019.
El 14,1% de esa cifra (47,6 millones de euros) correspondía a películas españolas.
En plena huelga de los guionistas en Estados Unidos, quizá sea un poco pronto para lanzar las campanas al vuelo, pero todo parece indicar que si se producen buenas películas originales, además de las consabidas secuelas y nuevas partes de éxitos anteriores, el Cine en sala puede volver a vivir buenos momentos.
Apostemos por ello.
Para la publicidad, el renacimiento del Cine, un medio que mantiene los mayores índices de recuerdo de todos, sería una maravillosa noticia.
(*) Este artículo se ha publicado en el número de septiembre de la edición en papel de la revista IPMark., con el título “El fenómeno Barbenheimer”.
Gracias Eduardo por acordarte siempre del cine y de la eficacia de la publicidad en pantalla grande. Efectivamente seguiremos yendo al cine aunque muchos no lo crean, lo que realmente ha ocurrido que en el centro de las grandes ciudades las Salas de cine se han sustituido por moda y otras actividades mas rentables por m2 y las salas se han trasladado al exterior de las ciudades en centros comerciales.
Gracias por tu comentario, Alfonso.
Hace ya casi treinta años que hicimos el estudio Lumière: el recuerdo de la publicidad en Cine multiplicaba por siete el que se obtenía en otros medios. Además es un recuerdo que perdura; entonces lo medimos tres semanas después y aún era más alto que el recuerdo en Televisión media hora después del visionado del bloque.
Han cambiado muchas cosas desde entonces, pero estoy seguro de que la esencia de esas cifras (recuerdo más alto y duradero de la publicidad en Cine) se mantendrían si se volviera a hacer un estudio similar. Los elementos que apoyaban ese recuerdo mayor no han cambiado.