Hace una semana participé en una mesa redonda en un máster de gestión de medios audiovisuales (el MEGEC del IESE).
El tema era la medición (de audiencias, visitas y similares) y hubo algunos momentos en que sentí que monopolizaba el discurso. Me pasa a veces con un tema, como éste, que me apasiona.
A lo largo de la discusión, Arturo, uno de mis compañeros de mesa (y buen amigo) comentó una de las conclusiones que se sacan del manejo de los datos de que disponemos: el tamaño de la pantalla está muy relacionado con la duración de las sesiones de visionado (a mí tampoco me gusta la palabra ¿alguna sugerencia?). Así en el móvil se verían vídeos cortos, de no más de cinco minutos; en la tablet o en el PC capítulos de series, de menos de una hora, y para los eventos más largos se preferiría el televisor, con una pantalla cuanto más grande mejor.
Es un clásico de la investigación y parece tener mucha lógica. Yo apoyé la aportación de Arturo.
Pero en la segunda parte de la clase, ya sin la presencia de Arturo, que al día siguiente emprendía un largo viaje, la visión pareció cambiar radicalmente.
Cuando se llegó al tema de los bloqueadores y las formas de pago por los contenidos que consumimos, una de las alumnas nos dijo: yo, cuando quiero darme un atracón de una serie (ver un montón de capítulos seguidos, durante ocho horas o más) lo veo en el móvil porque casi no hay publicidad.
Me quedé sorprendido. Le pregunté ¿más de ocho horas seguidas mirando la pantalla del móvil? Contestó: Sí. Y, como diría el clásico: fuese y no hubo nada.
Ya sé que un grano no hace granero, que un investigador no debe sacar conclusiones de su propia experiencia, que seguramente una joven de veintipocos años no representa a todos esos millenials de los que hasta hace poco hablaba todo el mundo (ahora la moda son los centennials o la Generación Z) pero ¿y si fuera así?¿y si el móvil se estuviera imponiendo también para eso?
¿Cuánto visionado de audiovisual nos estamos perdiendo cuando medimos como lo hacemos?
Las baterias no duran ocho horas.
Supongo que enchufará el móvil.
Yo alucino sabiendo que puede haber gente que se pasa ocho horas y más pegado al móvil…
El ver peliculas o videos en un movil debe de ser horrible, la mano, si es que lo tienes cogido, se debe de quedar parallizada de tanto tiempo.
El telefono debe de utilizarse para comunicarse, para anunciar cosas buenas, malas, pero pocas veces.
La publicidad en este medio, no la quiero, bastante ya nos inflan a ella en la TV.
El negocio estará en los oftalmólogos. Al tiempo…
Muchas gracias, Josemari, Fuensanta y Joaquín, por el regalo de un comentario.
La verdad es que cada vez es más difícil que alguien comente.