Tom Wolfe tiene ya más de ochenta años, pero mantiene el pulso del gran escritor que siempre ha sido.
Si en La hoguera de las vanidades nos transmitió el ambiente de una determinada Nueva York, ahora se ha fijado en la compleja Miami para contarnos la convivencia entre las diferentes nacionalidades que se cruzan allí y darnos una espléndida novela: Bloody Miami.
Néstor, un atlético policía cubano de segunda generación, protagoniza una serie de actos heroicos que siempre son mal recibidos por alguna de las diferentes etnias que se mezclan en la ciudad (incluída la mayoría, sus compatriotas anticastristas).
Magdalena, su novia, o algo parecido, prefiere pasar sus horas con el psiquiatra para el que trabaja, que sólo piensa en salir por la televisión.
Un magnate ruso dona al museo local una espectacular colección de arte contemporáneo valorada en unos cuantos millones de dólares. O quizá no tanto.
Un profesor haitiano quiere convencer a sus hijos de que son blancos y de familia francesa. Tiene éxito con su hija, pero el hijo menor prefiere ser uno más de los peores pandilleros del instituto.
Edward T. Topping IV, cuarta generación de alumnos del mismo nombre de la elitista Yale está en Miami con la misión de transformar el deficitario Miami Herald en un diario digital y editar a cambio el Nuevo Herald dirigido a la mayoría cubana.
Wolfe mete todos esos (y unos cuantos más) ingredientes en su coctelera, los agita y consigue una divertida novela de acción, con sus dosis de intriga, sus crímenes y su sorpresa final
Bloody Miami es un fascinante retrato de una ciudad en la que conviven, aunque no siempre se mezclan, todo tipo de razas y culturas…y en la que cada vez viven más amigos y colegas míos.
Ha sido una de mis lecturas de este verano. Muy recomendable.