Mis lecturas de verano: El mal de Corcira

Lorenzo Silva vuelve en esta novela con la pareja de guardias civiles Bevilacqua y Chamorro, o al menos, en gran parte del libro, con la primera mitad de ella. Chamorro está lesionada.

Hace ya varios años del final de ETA (justo estos días se ha cumplido el noveno aniversario) cuando un antiguo miembro de la banda, que ha pasado varios años en prisión, pero se ha reintegrado en la sociedad y tiene un buen trabajo, aparece asesinado en una playa de Formentera.

Bevilacqua, Vila para simplificar, que lleva varios años trabajando en Madrid, es enviado para investigar el caso. Nos enteramos así de que en el pasado estuvo destinado en el País Vasco y muy implicado en la lucha antiterrorista.

Portada de El mal de Corcira (FOTO: E.Madinaveitia)

Desde un primer momento hay un sospechoso claro, relacionado con la orientación sexual de la víctima; un sospechoso que es identificado y detenido; todas las pruebas circunstanciales están en su contra, aunque él niega su cupabilidad.

Pero en la última parte del libro el caso da un giro que cambia toda la perspectiva.

El mal de Corcira es una buena aproximación a todo lo que ha traído el final de ETA y a la situación que se vivió en el País Vasco durante los cerca de 50 años de su existencia.

La novela refleja las complicaciones de la lucha antiterrorista, antes de llegar al éxito final, y el ambiente que todavía perdura en el entorno de los condenados por terrorismo, considerados por los suyos como luchadores por la libertad de su pueblo.

Todo ello adobado por las reflexiones de un Bevilacqua que duda sobre su actuación en algunos momentos en los que cree que no estuvo a la altura, o que trata de comprender determinadas actuaciones políticas con las que no está del todo de acuerdo. Y con citas de Tucídides y Walter Benjamin.

Una novela compleja, pero interesante y bien llevada, aunque, siempre me pasa en las novelas policiacas, se pueden encontrar cabos sueltos, o saltos en el vacío, que llevan a la resolución del caso: no me queda claro cómo el asesino conoce el lugar, una playa apartada de Formentera, donde va a encontrar a su víctima en total soledad.

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