Amnesia

No te esfuerces, Eduardo; de esas horas nunca recordarás nada, me dijo la doctora Escribano. Has tenido una AGT (Amnesia Global Transitoria); mientras transcurre, el cerebro no fija los recuerdos.

Lo de Global parecía muy serio, aunque lo de Transitoria lo diluía bastante. En cualquier caso me había pasado y tenía que afrontarlo.

Entonces la doctora me explicó que este tipo de amnesia es relativamente frecuente (tratamos cientos de casos), que normalmente no deja secuelas y que casi nunca se repite (sólo he visto dos o tres casos de repetición en mi vida). Parecían buenas noticias, aunque la doctora es muy joven y eso reducía en buena medida el valor de su afirmación.

Hay varias teoría sobre la causa próxima de la enfermedad, siguió diciéndome: una, la menos apoyada, es que se producen en el cerebro pequeñas descargas eléctricas, una especie de miniataques epilépticos, que inhiben durante un rato una zona del cerebro; la segunda es que tiene un origen vascular, circulatorio: durante unos instantes ha fallado el riego en algún punto del cerebro; la tercera sería una causa emocional profunda, un fuerte estrés, que bloquea la capacidad de recuerdo.

Yo había revivido con mucha fuerza esos días unos recuerdos muy duros y en un primer momento lo atribuí a esta última causa, sobre todo cuando los primeros análisis y el scanner que me habían hecho al llegar no detectaron ninguna lesión.

Por otro lado, yo no tengo la sensación de estresarme, pero es verdad que el fin de semana anterior no había descansado mucho. Estuve escribiendo el Vigía (hasta tres versiones) y preparando la clase que di el martes en el IED. Pero son cosas que me gustan, manejé bien los tiempos y, como otras veces, no tuve sensación de estrés.

Pero al parecer no tuve la reacción adecuada en una prueba que hacen raspando la planta del pie con una especie de regla y decidieron ingresarme para un estudio más profundo. Así empezaron mis ocho días de hospital en los que fui objeto de todo tipo de pruebas.

Finalmente en la resonancia magnética encontraron dos pequeñas marquitas milimétricas, una en la zona frontal y otra en la occipital. Esta última era la que había afectado al hipocampo y con él a la memoria.

Una subida de tensión, un pequeño coágulo que llega a una zona inadecuada y te pasas varias horas preguntando sin parar  cada dos minutos la hora y quién te ha llevado al hospìtal.

Aunque a esas pequeñas marquitas les llaman microinfartos (lo que vuelve a impresionar una barbaridad) de nuevo insisten en que no son importantes y no tienen secuelas.

Eso sí, son un aviso: a partir de ahora hay que vigilar la tensión, comer sin sal, reducir las grasas, hacer ejercicio…

Sí; desde que nos fuimos a Las Tablas y empecé a coger el coche todos los días hacía mucho menos ejercicio que antes.

Mi mujer y el médico de cabecera me dicen que he tenido mucha suerte, que esto es un aviso y ahora viviré más. Yo, para la próxima vez que tenga suerte, prefiero que me toque la lotería.

Ya llevo dos días fuera del hospital. Los dos he dado largos paseos, he tomado la comida sin sal, he tomado tanto pollo que sospecho que pronto me saldrán alas y me he propuesto salir pronto de trabajar todos los días y seguir dando mis paseos. Veremos si soy capaz de cumplirlo.

Me emocioné cuando, desde la ventana del hospital vi salir a los niños de un colegio. Me emociono aún más estos días cuando durante el paseo veo a mi nieto de dos meses. No me había fijado, pero me parece que este año las chicas llevan las minifaldas muy cortas, me gustan edificios de Madrid en los que hasta ahora no había reparado…

 

He dudado mucho si escribir esto, pero pienso que a lo mejor puede ayudar a alguien. Por otro lado, en mis largas horas de hospital se me ocurrió publicar un tuit (al cuarto día) comentando lo aburridas que se hacen allí las horas (aburridas pese a que cada poco rato entraba alguien a hacerme una nueva prueba, o con una nueva comida, o una nueva tarea; echando cuentas tenía más de veinte entradas al día). Desde entonces, muchas personas se han interesado por mí, sobre todo a través de Facebook. Quizá con este texto les pueda tranquilizar o no tenga que dar muchas más explicaciones.

Para los que preguntan: estoy bien y confío, de verdad, en que la doctora tenga razón y no se repita ni deje secuelas. De momento no las siento.

¡Ah! y gracias a Maite, Malu y Mapi, mis compañeras que se dieron cuenta del problema, me llevaron al hospital y estuvieron conmigo hasta que llegó Maxi, mi mujer. Gracias sobre todo a Maxi que no se separó de mí en esos ocho duros días.

8 comentarios en «Amnesia»

  1. Nos alegra mucho saber que estas bien. La verdad es que todos deberiamos controlarnos la tension, el colesterol, los trigliceridos… pero no siempre se hace. Con algo de ejercicio y controlando periodicamente esos niveles, no deberias de tener que quedarte sin sal en las comidas 🙂

    Es más, tampoco es 100% seguro que esa haya sido la causa de tu AGT, pueden haber factores concurrentes y que el desencadenante fuese realmente otro. Yo he vivido de cerca en un familiar varios episodios como el tuyo, separados por bastantes meses entre sí, de esos casos tan raros que te decía tu doctora. Casi con certeza, en ese caso las crisis se debieron a situaciones de estrés. Quizá lo más importante en los tiempos que corren sea tener la capacidad de mantener la serenidad: take it easy. La filosofìa de vida de “si tiene solución, no te preocupes; si no tiene solución, no te preocupes”. Quizá por eso los japoneses son de los pocos más longevos que los españoles. No siempre es fácil, depende del temperamento de cada uno, pero con algo de práctica se puede conseguir.

    Así que cuídate, ya sabes, no te preocupes 😉 Un abrazo!!

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  2. Eduardo, es una pena que tengan que pasarnos cosas así para emocionarnos al ver niños al salir del cole, o fijarnos más en las cosas que nos rodean en el día a día…..ojalá sirva de punto de inflexión y puedas poner en practica los buenos propósitos. Han sido ocho días largos, pero todos estamos muy contentos de que estés recuperado,y aunque tengas que cambiar el chuletón por el pollo merece la pena hacer el esfuerzo para que tú puedas disfrutar de todos los buenos momentos y nosotros también de ti. Un beso

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  3. Mira Eduardo, te leo con mi jet-lag habitual 😉 Afortunadamente el día ‘X’ estaba en hora y pude hacer de conductora de ambulancia. En cuanto vuelvas haré de ‘pepita grilla’ y te recordaré la necesidad de hacer ejercicio a diario, tu salud te lo agradecerá y el trabajo también. Ya verás como enseguida estás bien. Un abrazo

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  4. Me alegro que todo haya acabado bien. Y hay grandes placeres para el paladar en las verduras, esparragos de Navarra, gazpacho, claçots, níscalos, pimientos, berenjenas… Y qué decir de los cereales, arroz caldoso con sepia, paella, farfalle primavera… ¿Y los frutos secos? ensalada de espinacas con almendras, arroz con pasas… Una temporada disfrutando de estos lujos y un filete parece aburrido.

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  5. Hoy he recibido un mail en el que me ponían lo siguiente:

    “Eduardo, no sabía nada y me dejas impresionado.
    Gracias por compartir con nosotros lo ocurrido,
    Gracias por tu buen humor,
    Gracias por tu capacidad analítica,
    Gracias por tu sinceridad,
    Gracias por tu ser como eres,
    Gracias por tu reconocimiento a los que te ayudaron,
    Gracias por tu profesionalidad,

    Y sobre todo gracias porque estas otra vez con nosotros con tus recuerdos y ganas de vivir.

    Eduardo eres una de las mejores personas que conozco, y yo no como tu doctora, si tengo una experiencia.

    Por favor NO NOS DES MAS SUSTOS.

    Cuídate”

    Casi merece la pena estar enfermo para que a uno le digan estas cosas. ¡GRACIAS, MANOLO!

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  6. No había leído hasta hoy este artículo tuyo, pero tengo que decirte que me ha gustado mucho, que mucho y que es fiel reflejo de una realidad, producto de la sinceridad que te ha acompañado siempre; ni una palabra que no fuese sinceridad por delante.
    Pues bien, tan sincera como real, veo tu futura recuperación, pero ésta para alargar tu vida, porque ya estás recuperado. Siempre has sido ante la medicina muy disciplinado; esto ayuda a tu superlarga recuperación. Y ¿sabes Eduardo? yo, como no entro mucho en el ordenador porque me come las horas como un cocodrilo ante un ser humano, te diré que me he emocionado al conocer tus opiniones y agradecimientos hacia mí que no los merezco porque ¡qué no haría yo por tí? Bsoooooooos.

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