El sábado dediqué casi todo el día a analizar los resultados de Vigía (el estudio sobre previsión de inversiones publicitarias basado en las opiniones de directivos de medios que hago desde hace más de once años) y escribir mis comentarios. El lunes a primera hora los envié a los panelistas y a la prensa. El resumen para la prensa se publicó también en Bloggin Zenith. Una agencia de prensa interpretó mal los datos y esa interpretación equivocada la he visto en muchos medios.
Siempre me esfuerzo en encontrar algo bueno que contar, pero cada vez me resulta más complicado. Esta vez me centré en que, como las previsiones para todo el año son mejores que los resultados para el primer semestre, se podía deducir que el segundo semestre será mejor.
Hoy Maite Sáez, una buena amiga, me preguntaba si de verdad me lo creo.
Quiero creerlo. El año pasado ya vivimos un segundo semestre desastroso, así que nos ponen algo más fácil la comparación. Pero…
…pero estamos viviendo una situación caótica. El país está al borde del rescate; no parece que la situación en los países ya rescatados sea mejor que la que tenían antes del rescate; las medidas que vienen tomando los Gobiernos se enfocan en reducir el déficit por la vía de disminuir los gastos en lugar de intentar reactivar la economía y aumentar los ingresos.
Mientras todo sean recortes de sueldos e incrementos de impuestos, el consumo se reducirá y los anunciantes no tendrán motivos para invertir. El mercado publicitario está a punto de volver a cifras de mediados de los años noventa. Eso significará cierres de medios de comunicación y reducciones de plantillas en los que queden; lo mismo se puede decir de las agencias de publicidad y de medios.
Los problemas son aún mayores en los medios impresos, que ya prácticamente no captan publicidad. La televisión tampoco está viviendo un buen año.
Sólo los Móviles y en especial el desarrollo de apps parecen crecer. Pero desde cifras de partida aún pequeñas, que no arreglan el mercado total.
El primer semestre ha sido desastroso. El lunes se publicaron también las estimaciones sobre la evolución de la inversión real en esos seis primeros meses. Infoadex, que esta vez se anticipó unos minutos, habla de una caída del 15,6%; su competidora i2p, algo menos pesimista, se queda en una cañida del 14,9%. Cualquiera de las dos cifras sería tremenda en un año normal; lo es mucho más cuando se une a una serie de cuatro años en los que tres de ellos han registrado fuertes caídas y sólo en 2010 se vivió una cierta estabilidad.
En sus estimaciones de mitad de año ninguna de esas dos fuentes tienen en cuenta la inversión en Buscadores que sí se estima para el año completo y que evoluciona mejor que el mercado. Eso ayudará a dar una variación algo mejor.
En estos años el mercado publicitario se ha reducido a algo menos de la mitad de su tamaño de 2007.
Yo confío en que alguien reaccione y las cosas empiecen a cambiar en el segundo semestre.
Pero no me pregunten por qué.
Por supuesto, Eduardo. Espero que el espíritu positivo de algunos se convierta en el de muchos y, las cosas vayan a mejor.
Ademas de esperar la industria publicitaria tiene que reinventarse.
Carla
http://www.lasbolaschinas.com
Gracias Loly. Espíritu positivo no falta, pero está claro que no es suficiente.
Carla: en eso estamos; en reinventarnos cada día, pero de momento en lo nuevo hay menos dinero que en lo de antes y, aunque no nos guste, mucha gente se va a quedar sin trabajo.
Hoy IPMark publica el Vigía. Hace hincapié en que el mercado publicitario ya ha reaccionado a nivel internacional. Eso siempre es bueno: http://www.ipmark.com/noticia/12731/EMPRESAS/publicidad-mundial-vive-ya-tendencia-creciente.html
Les adelanto lo que va a pasar en las próximas horas, para que se les vaya haciendo el cuerpo: este jueves viviremos otro día negro, la prima se acercará a los 700 puntos, el bono a diez años superará el 8% y la Bolsa sufrirá el mayor desplome de su historia. Rajoy y su Gobierno estarán desaparecidos todo el día, el BCE repetirá que no está para arreglar los problemas de los países, desde todos los frentes se sucederán los mensajes animando a España a que pida un rescate cuanto antes, y el Eurogrupo convocará una reunión de urgencia para el día siguiente.
El viernes no amanecerá mejor: aunque a primera hora se relajará algo la prima y subirá tímidamente la Bolsa, a lo largo de la jornada todos los indicadores empeorarán, mientras el Consejo de Ministros improvisa una agresiva reforma del sistema de pensiones, un endurecimiento de la reforma laboral, y el despido de miles de trabajadores públicos. El Eurogrupo pasará la noche del viernes reunido (ya saben lo que les gusta trasnochar), rodeado de todo tipo de rumores catastrofistas.
El sábado por la mañana todos darán por hecho que el Gobierno español pedirá ese mismo día el rescate total del país, aunque los portavoces del PP y algún ministro lo negarán con rotundidad hasta que a primera hora de la tarde, desde el Ministerio de Economía, Luis de Guindos anuncie la solicitud de rescate, que por supuesto no se llamará rescate. Con un poco de suerte, el domingo por la mañana Rajoy hará una declaración a la prensa antes de marcharse a los Juegos de Londres para presenciar el España-Honduras de fútbol, mientras la prensa amiga repite que es un rescate dulce, y que ya les gustaría a los griegos.
Vale, me lo he inventado todo, pero ¿a que suena verosímil? ¿A que no encuentran imposible un escenario así, con un rescate total del país en esta misma semana? Aunque a fecha de hoy no parece probable que España vaya a pedir el rescate de aquí al sábado, nadie se apostaría una cena a que no vaya a ocurrir. Seguramente ninguno de ustedes se jugaría no ya una cena, ni un café, a que no vaya a haber rescate de aquí a septiembre, a que vaya a sobrevivir el euro, a que Rajoy aguante este año, y no digamos ya apostar a que no vaya a haber nuevas subidas del IVA, nuevas bajadas de sueldo a los funcionarios, nuevas reformas regresivas o nuevos hachazos a los pilares del Estado de Bienestar, que son ya escenarios que se dan por descontados, y de los que sólo cabe especular si serán dentro de un mes o de un año. En cuanto a la cifra de paro, la apuesta habría que situarla no ya en los seis millones, sino en los siete millones, y aun así nadie se jugaría mucho en un envite así.
Todo es posible, repetimos estos días. Todo-es-posible. Con lo que hemos visto en los últimos meses, con lo que llevamos vivido desde mayo de 2010, cualquier escenario, por insólito que parezca, se ha vuelto de repente verosímil. Si al final se cumple, nos cabreará, nos impresionará o nos asustará, pero no nos sorprenderá demasiado. Si alguien profetiza que dentro de unos meses desaparecerá el Estado autonómico, no le llamaremos loco. Tampoco nos parecería un disparate pensar en la sustitución de Rajoy por un tecnócrata (incluso circulan nombres ya), ni un retorno a la peseta que hace poco parecía impensable, o la desaparición de derechos que siempre hemos creído intocables, lo mismo la sanidad que la educación universales y gratuitas. Voy más allá: en esta Europa donde todo es posible, no hay escenario descartable a años vista, por descabellado que parezca: lo mismo la disolución de la Unión que la llegada a algún Gobierno de un partido fascista; lo mismo un restablecimiento de fronteras que una suspensión de la democracia en un país con problemas. Hasta hay quien dice ver guerras en el horizonte, aplicando la enseñanza de anteriores crisis del capitalismo que ya sabemos dónde acabaron. A estas alturas nos podemos creer cualquier cosa, nuestra capacidad para el asombro es cada vez menor, las certezas de ayer se diluyen y lo que antes era totalmente imposible hoy como mucho es improbable, que no es lo mismo.
Todo es posible, repetimos. Todo-es-posible, todo-es-posible, todo-es-posible. ¿Todo? ¿Pero todo, todo? Hagamos la prueba con otro tipo de escenario: si les vaticino que el Gobierno endurecerá la fiscalidad a las rentas más altas y las grandes empresas, creará una poderosa banca pública, dará un uso social a la bolsa de vivienda vacía, combatirá con dureza el fraude fiscal, consultará a los ciudadanos qué medidas tomar para salir de la crisis, y conseguirá un mejor trato europeo bajo amenaza de abandonar el euro, ¿se lo creen? No, no se lo creen, no lo ven posible. Ni todas juntas, ni por separado. Les parece más verosímil pedir el rescate este sábado que adoptar cualquiera de esas medidas. Se ve que en el terreno de las políticas alternativas no funciona el “todo es posible”.
Otro intento: tras un agosto terrible, en septiembre el Gobierno cae y convoca elecciones. Ante el hundimiento de los dos grandes partidos sistémicos, los ciudadanos conseguimos presentar una gran coalición de partidos minoritarios, movimientos sociales y 15-M, ganamos las elecciones y aplicamos un programa radical contra la crisis, primer paso para convocar un nuevo proceso constituyente. ¿Lo ven verosímil? No, yo tampoco. Otro terreno donde no aplicamos el “todo es posible”.
Probemos de nuevo: les apuesto una cena a que en los próximos meses los gobiernos europeos se pondrán de acuerdo y tomarán las riendas de la crisis; refundarán la Unión con una orientación más social, serán solidarios con sus miembros en apuros, mutualizarán la deuda soberana, aprobarán un marco regulador estricto contra los excesos del sector financiero y los especuladores, y blindarán los derechos sociales y el Estado del Bienestar. Ya veo, todos me aceptan la apuesta, ya se ven cenando a mi costa. Una vez más, no todo es posible en Europa. Vemos verosímil su derrumbe, pero no su transformación a mejor.
Último intento: ¿se imaginan que los ciudadanos conseguimos unirnos en toda Europa, y extendemos una revolución por la que el capitalismo financiero, sin ayuda de los estados y falto de la impunidad de que ha disfrutado hasta ahora, acaba por hundirse dando paso a un nuevo modelo económico, más justo, más humano, menos criminal que este? Ya veo, se ríen de mí, me llaman iluso.
Conclusión obvia: el “todo es posible” sólo funciona dentro de unos estrictos límites marcados por los mismos que nos han hundido. Dentro del capitalismo, todo es posible hoy, incluso la mayor debacle. Fuera del sistema, nada es posible, ni pensarlo. Podemos imaginar el derrumbe económico, el paro masivo, la miseria, el fin de la democracia, y escenarios aún peores: la crisis energética y ecológica, la guerra; pero no nos cabe en la cabeza que “otro mundo es posible” (aquella consigna precrisis que hoy apenas se oye).
La destrucción es concebible, en todas sus variantes; la construcción de una alternativa, en cambio, es pura fantasía. De modo que todo es posible, pero sin pasarse. O más bien: ese “todo es posible” es otra muestra más del fatalismo con que nos intoxican a base de miedo y conmoción, por el que nos preparan para todo tipo de daños pero nos incapacitan para desear algo diferente. Nos aterroriza lo que hay, sí, pero han conseguido que nos asuste más intentar sustituirlo.
Y así seguirá siendo, continuaremos aceptando que determinados escenarios son no ya verosímiles sino incluso probables, mientras otros son totalmente impensables; y así seguirá mientras no nos convenzamos de que la convulsión de este fin de época no sólo debería servir para destruirlo todo, sino también para construir sobre nuevas bases; mientras no trabajemos para que el “todo es posible” que abre la crisis se convierta en una posibilidad de transformación que tal vez hoy está más a nuestro alcance de lo que lo ha estado en décadas. Aunque no nos lo creamos, aunque nos asuste, todo es posible. Todo.
En efecto todo es posible. Lo que nos ocurre hoy a toda la población trabajadora es que nos tienen amedrantados, con tantos miedos amenazas continuas desde el abuso de poder de la mayoría de los Estados, nos empobrecen para el derecho a la vida, para el desarrollo personal, nos dan falsas información, falsa cultura, no interesa que sepas, que te enteres de la realidad; solo que tengas fe, en la teletonta con sus distintos programas de cultura y avances supuesta-mente para mejorar la vida social que en la practica vemos el engaño, diezmando cada día, la calidad de vida dejandonos el la miseria y penurias mientras que los predicadores de toda capta, políticos y lideres religiosos disfrutan de grandes opulencias, desbarajustes y corruptos degenerados.
Yo, me pregunto muchas veces: Hace un par de décadas, los que pedimos “pan y justicia social” nos llamaban comunistas persiguiéndoles a muerte. Hoy se cambio el titulo, llamándoles “terroristas” incluso de palabra y escrito. Pues bien; Señores, alguien puede decirme cual es el origen que engendra el llamado terrorismo? Yo, hoy lo veo en practica que se encuentra en el poder de las armas, cárceles y Ministerios de Justicia de varios Estados y lo mas terrible es que se tache de terrorista a los que se defienden de las injusticias sociales pidiendo; PAN, RESPETO Y ORDEN SOCIAL.
Conclusión: Terrorista hoy es; el que intenta defenderse con los medios de que posea del ataque a muerte y robo de otros poderes supuestamente mayores que los tuyos:
QUIEN ES EL TERRORISTA?? EL QUE DA PORCULO O EL OBLIGADO A PONER EL CULO!!!