El pasado mes de enero terminé tres libros; los tres novelas y muy diferentes entre sí.
El primero fue La cripta de los dignos, de María Santórum. Es la tercera obra de esta autora que leo. La primera, Leyendas y banderas, fue una de las primeras que leí durante el confinamiento; igual que esta última me la habían regalado mis hermanas.

No conozco personalmente a María, aunque ha habido un par de veces que he estado cerca. María es profesora de instituto en Kuartango, un pequeño valle de la provincia de Álava (mi provincia). No recuerdo si una compañera suya, o alguien que vive en el mismo pueblo, era compañera de mi hermana Blanca, que entonces aún daba clases en su colegio de siempre. Creo que por ahí llegó aquel primer libro, una novela de misterio y asesinatos muy bien llevada, que en todo momento mantiene el interés y que, tras muchos giros sorprendentes se resuelve con una sorpresa final.
A raíz del éxito de aquella primera novela, la autora, con algunos compañeros de la misma zona montó un editorial en el valle, con la que, aparte de seguir publicando su propia obra, ayuda a otros autores a publicar sus libros. Todo un triunfo siempre, pero más aún si se piensa que todo esto sigue ocurriendo en un pequeño pueblo de un valle encantador.
El libro que leí este enero es La cripta de los dignos. También se trata de una novela de misterio que transcurre en el entorno de un edificio de Zuazo de Kuartango y en dos épocas diferentes. A finales del siglo XIX era un balneario de lujo al que acudían personas adineradas de diferentes zonas de España para tratarse con sus aguas medicinales; en los años sesenta del siglo XX el edificio se había convertido en un colegio de enseñanza media regentado por religiosos. Los extraños sucesos que ahora afectan a sus alumnos pueden estar relacionados con otros que ocurrieron en el antiguo balneario y que no se investigaron suficientemente.
Un misterio muy interesante y bien narrado que me gustó leer. Y tengo pendiente conocer a la autora en algún próximo viaje a mi tierra. Espero que llegue la ocasión.

Continué mis lecturas con El orden del día, una novela breve de Eric Vuillard. Era mi primer contacto con el autor y me pareció muy interesante; además se lee en unas pocas horas. Se trataba de una recomendación del grupo de lectores del que ya he hablado por aquí algunas veces.
Diría que el tema ha aumentado su actualidad en los pocos meses, con políticas tan confusas, que han pasado desde que lo leí.
El libro, una novela corta, intensa, diferente e interesante. Un momento clave de la historia de Europa en el siglo XX, la anexión (Anschluss) de Austria a Alemania por parte de Hitler, contado de una manera diferente. Las democracias se desentienden del alza de Hitler mientras los grandes empresarios le apoyan. El papel de los grandes poderes industriales, que esperan sacar ventajas de la operación y el desentendimiento del Reino Unido, que prefiere mirar para otro lado pensando que evitará el conflicto con Alemania, entre otras cosas, contado todo con gran intensidad.

El último libro que terminé en enero fue Un silencio lleno de murmullos, de la escritora nicaragüense Gioconda Belli. Es el primer libro que leía de esta autora, poeta reconvertida en novelista. Me sorprendió muy gratamente.
La narradora, hija de una guerrillera sandinista, desencantada de cómo ha evolucionado la política de su país, llega a España para recoger la casa de su madre, fallecida unos meses antes. Nada más llegar se encuentra confinada por la pandemia. Trata de reconstruir la historia de su madre, con la que apenas convivió, poniéndose en el papel que aquella tuvo que desempeñar en su momento.
En una casa que apenas conoce y en una situación, como el COVID, que nos desconcertó a todos, la situación pasa a ser muy opresiva cuando escucha ruidos inexplicables en su casa y, más aún cuando a esos ruidos se añaden extraños movimientos del mobiliario.
Un libro muy interesante, que me gustó mucho.