El pasado sábado se celebró el Festival de Eurovisión, uno de los eventos que cada año genera mayor controversia, si no el que más. Y, como casi todos los años, tuvo una repercusión social espectacular.
Hasta hace un par de años teníamos que conformarnos con los datos de audiencia. Eurovisión siempre ha sido uno de los programas no deportivos de mayor audiencia del año. Ahora también podemos analizar la repercusión en las Redes Sociales.
Los datos de Kantar Media no dejan lugar a dudas: la audiencia media de las votaciones se situó en 6.156.000 espectadores, en una temporada en que el programa de mayor audiencia de un sábado cualquiera no suele superar los dos millones y medio. El Festival propiamente dicho se quedó en una cifra menor, tan sólo 5.010.000 espectadores. La audiencia fue creciendo constantemente hasta las diez y media de la noche y a partir de ese momento el dominio fue aplastante, ni el cine ni los programas de cotilleos se aproximaron en ningún momento a la audiencia de Eurovisión.
Los datos son aún más asombrosos si nos referimos a la Audiencia Social, larepercusión en Redes Sociales.
Según Global In Media, una de las dos fuentes de datos presentes en nuestro mercado, en la noche del sábado se produjeron 1.283.925 comentarios referidos al Festival de Eurovisión, una cifra a la que muy pocos partidos de fútbol se aproximan. Para ponerlo en valor basta saber que ese número multiplica por más de 59 los 21.593 comentarios que recibió Deluxe, el programa más comentado del día anterior o pr más de 17 los comentarios referidos al programa más comentado del día siguiente, domingo, nada menos que el Gran Premio de España de Fórmula 1.
Quienes nos dedicamos a analizar la audiencia siempre hemos sabido que el Festival de Eurovisión era un éxito con una gran repercusión. Ahora las Redes Sociales han venido a reforzar aún más esa idea.
Se trata además, de un éxito de ámbito continental, con repercusión en otros muchos países del mundo. Podría ser también un fenómeno publicitario, lo más parecido a la Superbowl europea (sólo superado por la final de la Champions League) si además fuese un contenedor publicitario. Pero la mayoría de las televisiones públicas no están ya en ese mercado. ¡Una pena!
También podría ser un factor de cohesión europea si con las votaciones no se fomentasen los nacionalismos y las alizanzas regionales excluyentes.
Para quienes se muestran sorprendidos por el triunfo de Conchita Wurst no viene mal recordar que ya en 1998 ganó la transexual israelí Dana Internacional , provocando las iras de los ultraortodoxos de su país.
Diran que si las audiencias que si esto y que si lo otro pero para mi fue un robo que ganara esa canción y no me refiero a Conchita que hizo lo que pudo, pero la mejor y mejor cantada fue nuestra canción y nuestra representante.
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