En diciembre me ocurrió algo extraño en mí: no tenía libros nuevos de reserva sin leer. No debería ser un problema; tengo una biblioteca suficientemente amplia para elegir algún libro que releer y una memoria escasa que hace que no me acuerde de casi nada de los libros que leí hace muchos años.
Pero justo ahí es donde está el problema: entre tantos libro poco recordados ¿cómo elegir algo con lo que volver a disfrutar?
Rebuscando entre los antiguos di con El obsceno pájaro de la noche, del chileno José Donoso. Lo había leído casi cincuenta años antes, en 1975, en pleno boom sudamericano y tenía un recuerdo extraño, pero positivo. Al releerlo me pareció un batiburrillo confuso y muy largo para contar una historia también confusa, entre parada de los monstruos, crítica social, parodia religiosa y experimento lingüístico. Me quedó la impresión de que en aquella época cualquier libro que sonase a boom, a sudamericano o a experimental me lo tragaba con poco sentido crítico.
A veces está bien releer para darse cuenta de cómo ha cambiado uno…y el mundo.
Se trata de un libro escrito en el Chile anterior a Salvador Allende. Después el autor se acabó exiliando en España, donde escribió novelas mucho más normales… o así las recuerdo yo.
Después de releerla y haberme quedado con esa nueva impresión, más decepcionada, vi en una de esas selecciones que a veces llegan por Twitter (aún no me acostumbro a llamar X a esta red que ahora me gusta mucho menos que antes) que ésta, El obsceno pájaro de la noche, era la mejor novela del boom. O quizá la mejor novela chilena de todos los tiempos. No sé.
Ya habían pasado unos días, entre ellos el 4 de diciembre, uno de esos en los que nos hacemos regalos. Ya tenía nueva lectura.
Le dedico mi silencio es el último libro de Vargas Llosa. Dice que será su última aportación a la ficción, que ya sólo le queda escribir un ensayo sobre Sartre. Ya tiene una edad, así que es posible, pero mantiene su pulso creador, así que también podría ser sólo una intención y que luego cambie de idea.
Este último libro está a medio camino entre la novela y el ensayo sobre la música peruana, con sus valsecitos y similares. Además de Chabuca Granda, que fue conocida en todo el mundo, Vargas hace un recorrido por muchos otros autores e intérpretes peruanos, mostrando como en tantas otras ocasiones, su gran erudición.
¿Puede la música transformar un país? ¿y a la humanidad? Son buenas preguntas que anuncian un camino que merecería la pena explorar.
No es, desde luego, el mejor libro de Vargas Llosa, pero aun así es un buen libro, con capítulos notables.
Me gusta mucho el Vargas Llosa novelista, al que sigo casi desde su comienzo. Si aún no has leído nada suyo, no empieces por esta obra, pero si a ti también te gusta el autor, la leerás. Es mucho mejor que la media de lo que se publica ahora.
Antonio Muñoz Molina es otro de mis escritores favoritos. En sus novelas anteriores le veía algo irregular, aunque siempre escribiendo muy bien. Empecé No te veré morir con un poco de recelo, que enseguida se disipó. Es una novela corta, bella y triste, con ese aire de lo que en algún momento no hicimos y siempre añoramos, pero cuando volvemos a ello ya no es igual.
Una bella novela sobre las ocasiones perdidas y la dificultad de recuperar el pasado que dejamos escapar.
Deja un extraño sabor de boca, pero es una novela excelente, de un escritor que es grande desde sus primeras obras y ahora goza de una madurez admirable.
Muy recomendable.
Terminé el mes, y el año, con otra relectura. Cuando la fui a apuntar vi que era la tercera vez que leía La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares. Se trata de una gran novela corta, de poco más de cien páginas.
En opinión de Jorge Luis Borges la mejor novela que se ha escrito. Borges, para mí el mejor escritor de relatos, fue un mediocre escritor de muy pocas novelas. Le encantaban los textos cortos y Bioy Casares era uno de sus mejores amigos y escribieron juntos varios libros de relatos (muy recomendables, por cierto). Así que el juicio puede ser un poco exagerado. Pero La invención de Morel es un gran novela, fascinante y misteriosa, una gran novela de anticipación.
Estoy seguro de que en este caso la primera vez que se lee es mucho más deslumbrante. Aunque mi memoria para los textos es escasa, en esta ocasión recordaba la esencia de la novela. Aun así disfruté mucho con la lectura. Se me hizo corta, que es lo mejor que se puede decir de un libro. En este caso, además lo es.
Al final releer es una buena idea.
«La invención de Morel» fue traducida al francés por Alain Robbe-Grillet; poco después, Robbe-Grillet apareció como guionista de la película «El año pasado en Marienbad», que es básicamente la misma historia, sólo que más confusa. Pero esto se comenta poco.
Desde luego, «La invención…» es mucho mejor que «El año…». O eso me parece a mí
Muchas gracias, José Ramón. Para mí tú eres siempre la referencia en este tipo de temas. No sé si en algún momento supe lo que comentas de «El año pasado en Marienbad». Si lo supe, lo había olvidado.