Mis lecturas: Lo que fue presente

Ya han pasado casi diez años desde que leí El olvido que seremos, la novela con gran peso autobiográfico con la que conocí a Héctor Abad Faciolince. Es un libro que deja una huella profunda en los lectores: tantos años después, lo sigo teniendo muy presente.

Ahora está de nuevo de actualidad por el reciente estreno de la película del mismo título basada en el libro. La dirige David Trueba y el protagonista es Javier Cámara, en el papel de Héctor Abad, el padre del escritor.

Unos años después, hace ahora cinco, leí La Oculta, también una gran novela.

De nuevo habían transcurrido casi cinco años; debe de ser mi cadencia con este escritor. A lo largo del pasado verano y el comienzo del otoño fui leyendo Lo que fue presente. Son los diarios que escribió entre los años 1985 y 2006.

No es una obra que se pueda comparar con los otros dos libros que he comentado. Aunque en la escritura de Abad Faciolince siempre hay un componente profundamente personal, en los diarios se podría decir que se desnuda interiormente.

Portada de Lo que fue presente. (FOTO: E.Madinaveitia)

El autor no oculta sus problemas económicos, que en algunas ocasiones le llevan, casi, a no tener dinero ni para comer o pagarse un lugar donde vivir, para lo que tiene que pedir ayuda a sus amigos.

Una parte importante de los diarios se la llevan los problemas con las mujeres y con el sexo en general. Incapaz de controlar sus deseos, pero también a veces, de culminarlos. Vamos conociendo las sucesivas relaciones, desde su primera mujer y madre de sus hijos, hasta la mujer de uno de sus mejores amigos, con la que contrae su segundo matrimonio. Pero no son las únicas. Se considera a sí mismo un hombre inmaduro y enamoradizo.

Son muy interesantes sus reflexiones sobre la complejidad de la profesión que ha elegido: él sabe que tiene que ser escritor, pero no consigue dar con temas que le satisfagan o, cuando lo hace, le disgusta el resultado de su trabajo. En muchos momentos, a lo largo de los veinte años que recoge la obra, se le ve como un escritor frustrado, un aspirante que no alcanza nunca sus objetivos.

Los diarios transcurren sobre todo en dos países: su Colombia natal, con una fuerte relación de amor/odio e Italia, donde pasa algunos de sus mejores años. Pero también hay episodios en España o Estados Unidos, donde vive etapas más cortas.

Es un libro un tanto irregular, duro y sórdido en muchos momentos, con claros altibajos, especialmente desde el momento en que su segunda mujer comienza a leerlos: seguro que la vida real se endureció, pero los diarios pierden fuerza.

Es difícil conocer a un autor tan desde dentro como Héctor Abad se nos presenta en este libro. Merece la pena conocerlo.

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